Bg. 2.28 - ¿Qué saben los materialistas?

Clase de Su Divina Gracia
A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda
Bhagavad-gītā 2.28
¿Qué saben los materialistas?
Londres, 30 agosto 1973

Devoto:

avyaktādīni bhūtāni
vyakta-madhyāni bhārata
avyakta-nidhanāny eva
tatra kā paridevanā

“Todos los seres creados son no manifestados en el comienzo, manifiestos en el ínterin, y de nuevo no manifiestos cuando son aniquilados. Entonces, ¿qué necesidad hay de lamentarse?”.

Prabhupāda: El alma es eterna. De modo que no hay nada, no hay causa por la que lamentarse, pues el alma va a permanecer. Aunque el cuerpo se destruya, no hay causa de lamentación. Y quienes creen que “el alma no existe, al comienzo todo era vacío...”, Al comienzo había el vacío y en la fase intermedia la manifestación. Y de nuevo el vacío. Del vacío al vacío, ¿por qué lamentarse? Este es el argumento que está dando Kṛṣṇa. De las dos maneras no te puedes lamentar. ¿Entonces?

Pradyumna: (significado) “Si aunque sea por probar el argumento, aceptamos la teoría atea, tampoco así hay causa de lamentación. Aparte de la existencia separada del alma, los elementos materiales permanecen no manifestados antes de la creación. De este estado sutil no manifestado surge la manifestación. Del éter se genera el aire; del aire se genera el fuego; del fuego, se genera el agua; del agua, se manifiesta la tierra. Y de la tierra, muchas clases de manifestaciones...”.

Prabhupāda: Éste es el proceso de creación. Del éter viene el cielo, el aire, el fuego, después el agua, después la tierra. Éste es el proceso de la creación. Sí.

Pradyumna: “Pongamos por ejemplo un gran rascacielos que se ha manifestado a partir de la tierra. Cuando es demolido, la manifestación se vuelve de nuevo no manifestada y permanece en forma de átomos, en su estado final. Se mantiene la ley de la conservación de la energía, pero con el paso del tiempo las cosas se manifiestan y dejan de manifestarse. Ésa es la diferencia. ¿Qué razón hay entonces para lamentarse, tanto en la fase de manifestación como en la fase de no manifestación? De alguna manera, incluso en el estado no manifestado, nada se pierde. Tanto al comienzo como al final, todos los elementos permanecen no manifestados, y sólo en la fase intermedia se manifiestan, y esto no constituye ninguna diferencia material real. Y si aceptamos la conclusión Védica que se establece en la Bhagavad-gītā (antavanta ime dehāḥ) de que los cuerpos materiales son perecederos, y que con el paso del tiempo (nityasyoktāḥ śarīriṇaḥ) acabarán pereciendo, pero que el alma es eterna, debemos recordar siempre de que el cuerpo es como un vestido. ¿Por qué lamentarse de cambiarse de ropa? El cuerpo material no tiene existencia real, en relación con el alma eterna. Es como un sueño. Cuando soñamos, podemos pensar que volamos por el cielo, o que estamos en una cuadriga y que somos un rey, pero cuando despertamos vemos que ni estamos en el cielo, ni estamos en la cuadriga. La sabiduría Védica fomenta la autorrealización y la base de la no-existencia del cuerpo material. Por lo tanto, en cualquier caso, tanto si creemos en la existencia del alma como si no creemos en la existencia del alma, no hay razón para lamentarse por la pérdida del cuerpo”.

Prabhupāda: Un punto en relación con esto es que de noche, mientras soñamos, nos olvidamos del cuerpo. Este cuerpo, mientras soñamos, yo veo que he ido a un lugar distinto, y he hablado con personas distintas y mi situación es diferente. Pero en ese momento, no recuerdo que en realidad mi cuerpo está acostado en la cama, en el apartamento de donde he venido. Pero no recordamos este cuerpo. Todo el mundo tiene experiencia de ello. De forma similar, cuando usted regresa, cuando despierta por la mañana después de levantarse de la cama, se olvida de todos los cuerpos que había creado en el sueño. ¿Cuál de los cuerpos, entonces es el correcto? ¿Cuál es correcto? ¿Es correcto este cuerpo, o el correcto es el otro? Porque de noche me olvido de este cuerpo, y durante el día me olvido del otro cuerpo con el que soñaba. Ninguno de los dos es correcto. Son simplemente una alucinación. Pero yo estoy en la posición correcta porque veo de noche y veo de día. Yo soy eterno, y el cuerpo no es eterno. Ésa es la realidad. Antavanta ime deha nityasyoktāḥ śarīriṇaḥ [Bg. 2.18]. Śarīriṇaḥ, el propietario del cuerpo es eterno, pero el cuerpo no lo es; Kṛṣṇa, de tantas formas está explicando la condición del cuerpo. Pero quienes no son muy inteligentes, con una escasa reserva de conocimiento, les es muy difícil entender. De no ser así, las cosas son muy claras. Este punto es muy claro. Que por la noche me olvido del cuerpo y de día me olvido de este cuerpo que tenía por la noche. Es una realidad. De forma similar, puedo olvidarme del cuerpo que tenía en mi último nacimiento, en mi última vida, o puede que no sepa cuál será mi cuerpo en el futuro. Pero yo voy a existir, mi cuerpo puede cambiar, pero yo tendré que aceptar otro cuerpo temporal. Pero yo, puesto que existo, significa que tengo un cuerpo. Y ése es el cuerpo espiritual.

El cuerpo espiritual existe, el avance espiritual significa en primer lugar conocer mi identificación espiritual. Sanātana Goswāmī fue a ver a Śrī Caitanya Mahāprabhu, tras renunciar a su cargo de ministro. Y lo primero que dijo fue, ke āmi, kene āmāya jāre tāpa-traya. “En realidad no sé quién soy, ni por qué estoy sometido a las miserias de la vida”. Así pues, esa condición miserable de la vida es el cuerpo. Porque recibo... también en sueños. Cuando recibo otro cuerpo, a veces me veo en lo alto de una caña de bambú muy alta, o de una montaña muy alta y estoy cayendo justo en ese momento. Y tengo miedo, a veces grito, “¡Oh, estoy cayendo!”. Este cuerpo, el cuerpo material, el cuerpo al que yo pertenezco, el que yo soy... En realidad, no pertenezco a ninguno de estos cuerpos. Tengo un cuerpo espiritual aparte.

La vida humana está hecha para esta comprensión, que “yo no soy el cuerpo material, yo tengo un cuerpo espiritual”. La siguiente pregunta entonces será, “¿Cuál es mi función?”. En mi cuerpo actual, bajo ciertas circunstancias materiales, pienso que “éste es mi cuerpo”, y el cuerpo se produce bajo ciertas condiciones de este país o de esta familia; de modo que “ésta es mi familia, éste es mi país, ésta es mi nación”. Todo bajo el concepto corporal de la vida. Y si yo no soy el cuerpo, todo lo que está relacionado con el cuerpo, tanto mi familia, como mi país, como mi sociedad, o mis otras relaciones, también son falsas porque el cuerpo es falso. Por eso Śaṇkarācārya elaboró esta teoría, brahma satyaṁ jagan mithyā. Que el alma es la verdadera realidad, no la manifestación material. De la manifestación material, él, por supuesto, dice que es falsa. Nosotros no decimos que sea falsa. Decimos que es temporal. Lo que nos importa ante todo es que yo no soy temporal. Mi cuerpo es temporal. Ahora trabajo para el cuerpo. Eso es ilusión. Ahaṁ mameti. ¿Cuál es, entonces, la realidad? La realidad es que soy una partícula espiritual, y el espíritu completo del que formo parte es Kṛṣṇa, Dios. Por ello, como parte integral de Dios, tengo el deber de servir a Dios. Eso es vida espiritual, bhakti-yoga, eso se llama svarūpa. Y en otro pasaje, la Bhagavad-gītā lo confirma, sa guṇān samatītyaitān brahma-bhūyāya kalpate [Bg. 14.26]. Cuando me doy cuenta de que no soy el cuerpo, inmediatamente transciendo las tres modalidades de la naturaleza material, sattva-guṇa, rajo-guṇa, tamo-guṇa. Bajo el concepto corporal de la vida, sufro la influencia de una de las modalidades de la naturaleza material y actúo en consecuencia.

También en el Bhāgavatam se afirma, yayā sammohito jīva ātmānaṁ tri-guṇātmakaṁ manute anartham [SB 1.7.5]. Por haber aceptado este cuerpo, que está hecho de cualquiera de las tres modalidades de la naturaleza material, y por identificarme con él, he creado tantos anarthas. Anartha significa cosas indeseables. Tat-kṛtam cābhipadyate. Y tras crear en esas relaciones corporales tantas cosas indeseables, estoy absorto en el pensamiento de que “yo soy o pertenezco a esta nación. Por eso tengo el deber de hacer esto, de hacer aquello por la nación, o por la sociedad, o por la familia, o por mí mismo, o por mi esposa, o por mis hijos”. Esto, según el concepto Védico de la vida, es ilusión. Ahaṁ mameti. Janasya moho ‘yam. Moha significa ilusión. Me creo circunstancias ilusorias y me enredo. Ésa es mi posición. Pero mi verdadero objetivo es cómo liberarme de esa ilusión y cómo regresar a mi conciencia original, a mi conciencia de Kṛṣṇa, y entonces volver. Conciencia de Kṛṣṇa significa cuerpo espiritual. Tan pronto como actúo basándome en el cuerpo espiritual, eso se llama liberación. Es lo que se necesita. Entonces viviré una vida de bienaventuranza y de eternidad y conocimiento. Ése es mi problema.

Pero la gente se educa en este concepto corporal de la vida, y se crean problemas, y para resolver los problemas se enredan en actividades pecaminosas. Como esta mañana, hablábamos acerca de matar el cuerpo del bebé dentro del vientre, el aborto. Porque no sabemos que el alma que está en el cuerpo del bebé no se puede matar. No se puede matar. Pero también se explica que quien conoce la eternidad del alma, ni mata a nadie, ni hace que el alma muera. Pero creamos problemas. Porque el alma se ha refugiado en ese cuerpo y la mal llamada ciencia médica, al aconsejar que se destruya su cuerpo, significa que se está enredando. Y la persona que aconseja... Veo que hay un caballero que viene aquí, su esposa es una doctora, y su trabajo es comprobar que las mujeres que están embarazadas, aconsejarles si deben matar al niño o no. Ése es su trabajo.

La situación de este mundo entonces es que debido a la ignorancia del alma, están creando tantas actividades pecaminosas y enredándose. Pero no tienen conocimiento acerca de cómo están enredándose. Ésas son la prakṣepātmika-śakti y la āvaraṇātmika-śakti de māyā. Aunque se está enredando, piensa que está progresando, progresando en conocimiento científico. Ése es su conocimiento. Y el caballero, aquel señor, decía que él era un ingeniero de minas. Y el ingeniero de minas, su trabajo consiste en hacer confortable la atmósfera dentro de la mina. ¡Imagínense!, se ha metido dentro de la tierra, como la madriguera de un topo, y está mejorando las condiciones de esa madriguera. Después de recibir una educación, después de recibir sus títulos, su situación es que tiene que entrar en la oscuridad, la oscuridad, me refiero a ese agujero en la tierra, y tratar mediante el progreso científico de limpiar el aire dentro de la mina. Es una condena verse obligado a abandonar el espacio exterior, el aire libre. Ha sido condenado a tener que meterse en la tierra y está orgulloso de su progreso científico. Así está ocurriendo. Ése es el progreso científico.

Manute anartham. Vyāsadeva, antes de escribir el Śrīmad-Bhāgavatam, siguiendo la instrucción de Nārada, meditó en cuál era la situación. Bhakti-yogena manasi samyak praṇihite amale apaśyat puruṣaṁ pūrṇaṁ māyāṁ ca tad-apāśrayam [SB 1.7.4]. Vio, comprendió que hay dos cosas: māyā y Kṛṣṇa. Māyāṁ ca tad-apāśrayam. Refugiarse en Kṛṣṇa. Māyā no puede sostenerse sin Kṛṣṇa. Pero Kṛṣṇa no se ve afectado por māyā. Porque Kṛṣṇa no se ve afectado, absorbido. Pero las entidades vivientes, yayā sammohito jīva, las entidades vivientes, sí se ven afectadas por la presencia de māyā. Kṛṣṇa no, Él no se ve afectado. Es como el sol y la luz del sol. La luz del sol significa una combinación de partículas luminosas. Eso es la luz del sol. Está científicamente demostrado. Chispas, pequeñas chispas atómicas, chispas brillantes. Del mismo modo, también nosotros somos como las chispas brillantes de Kṛṣṇa. Y a Kṛṣṇa se le compara con el sol. Kṛṣṇa––-sūrya-sama, māyā haya andhakāra. Cuando viene una nube, māyā, el sol no se ve afectado por esa nube. Pero las pequeñas partículas, la luz del sol, sí se ven afectadas. Traten de entenderlo. Aquí tenemos al sol, y por debajo, muchos, muchos millones de kilómetros por debajo, está la nube. Y la nube cubre parte de la luz del sol, que es una combinación de partículas luminosas. Esa māyā, la nube, no puede cubrir al sol, pero sí puede cubrir a las diminutas partículas brillantes. Nosotros nos vemos afectados. Pero a Kṛṣṇa no le afecta.

Por eso Vyāsadeva vio apaśyat puruṣaṁ pūrṇam. Él vio... Como cuando usted va en un avión, pasa por encima de la nube. Y ve que el sol no recibe la menor influencia de la nube. Aunque por debajo del avión vers grandes masas de nubes. Del mismo modo, māyā no puede afectar a Kṛṣṇa. Por eso, el Bhagavad-gītā dice, daivī hy eṣā guṇamayī mama māyā [Bg. 14]. Mama māyā, Kṛṣṇa dice, “Mi energía ilusoria”. Kṛṣṇa nunca se ve afectado por la energía ilusoria. Como la nube. Pero los filósofos Māyāvādīs dicen que cuando la Verdad Absoluta impersonal viene, aparece, ellos también aceptan las encarnaciones, pero su filosofía es que en última instancia, la Verdad Absoluta es impersonal. Cuando aparece en una forma personal, acepta ese cuerpo māyā. Eso es Māyāvāda. A Kṛṣṇa se le puede aceptar como el Dios Supremo, pero ha recibido un cuerpo material. Eso significa que quieren comparar a Kṛṣṇa con una entidad viviente común y corriente, y eso se condena en el Bhagavad-gītā. Se dice avajānanti māṁ mūḍhā mānuṣīṁ tanum āśritam [Bg. 9.11]. Porque Kṛṣṇa viene en Su forma original... La forma original es de dos brazos. Se explica también en la Biblia. “El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios”. Y Dios tiene dos brazos. Ni siquiera la forma de Viṣṇu de cuatro brazos es la forma original. La forma de Viṣṇu es una manifestación secundaria de Saṅkarṣaṇa. La esencia es que Kṛṣṇa nunca se ve afectado por māyā. Así está bien. Eso es todo. (Fin)