Clase de Su Divina Gracia
A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda
Bhagavad-gītā 13.21
Un cuerpo abominable para disfrutar
Un cuerpo abominable para disfrutar
Bombay, 15 octubre 1973
Pradyumna: Traducción: “Se dice que la naturaleza es la causa de todas las causas
y efectos materiales, mientras que la entidad viviente es la causa de los
diversos sufrimientos y disfrutes que hay en este mundo”.
Prabhupāda: Esto es muy divertido, ustedes reciben el cuerpo conforme a su karma,
pero se exponen a disfrutar o a sufrir conforme al cuerpo. El cuerpo lo da la
naturaleza. En otro pasaje se confirma, bhrāmayan sarva-bhūtāni yantrārūḍhāni
māyayā (BG 18.61).
La entidad viviente... Es como nosotros, en este jeep,
podemos ir de aquí a otro sitio. Alguien les ha dado el coche para que se muevan.
Similarmente, recibimos un yantra, un instrumento de locomoción, el
cuerpo, con los sentidos, recibimos distintos cuerpos. Yo estoy sentado en esta
máquina, pero el movimiento no lo dirijo yo. Se traslada por la propia acción
de la naturaleza. Prakṛteḥ kriyamāṇāni, esto se confirma en otro pasaje:
prakṛteḥ
kriyamāṇāni
guṇaiḥ
karmāṇi sarvaśaḥ
ahaṅkāra-vimūḍhātmā
kartāham
iti manyate
(BG
3.27)
Ésa es nuestra necedad. Mientras estamos bajo las
garras de māyā es como si nos tiran de las orejas: “Ven aquí y siéntate”,
de esa forma. Prakṛteḥ kriyamāṇāni. Pero la māyā ilusoria, por la influencia de esa māyā
ilusoria, la entidad viviente piensa que: “Estoy haciendo esto, o estoy
haciendo eso otro”.
Todo está bajo control. El controlador supremo es la
Suprema Personalidad de Dios porque īśvaraḥ sarva-bhūtānāṁ hṛd-deśe ´rjuna
tiṣṭhati (BG 18.61), bhrāmayan, bhrāmayam,
es pasiva. Y hace que se muevan, se trasladen sarva-bhūtāni,
todas las entidades vivientes bajo distintos estados de cuerpo. Hasta qué punto
somos necios que recibimos un determinado tipo de cuerpo y sukha-duḥkha,
la felicidad y el sufrimiento, los tenemos ya establecidos. Es lo que se llama
destino. Tan pronto como recibo un determinado tipo de cuerpo, ya tengo
destinada toda mi felicidad y todos mis sufrimientos. Esta es nuestra posición.
Así que estamos tratando de conseguir que la situación
mejore porque, al fin y al cabo, tan pronto como reciben el cuerpo material, hay
sufrimiento. Ni hablar de felicidad. Pero debido a la energía ilusoria, debido
a la ilusión, pensamos que disfrutamos. Eso es lo que se llama ilusión, māyā.
Damos el mismo ejemplo, el cerdo come excremento pero cree que está
disfrutando. Esto es lo que se llama prakṣepātmikā-śakti. No sólo el
cerdo, también en la sociedad humana, hay quienes comen los peces más
abominables, los peces podridos; y aun así creen que están disfrutando. Lo
hemos visto. A no ser que piensen de esa forma que... Si llegan a pensar que:
“Esto que estoy comiendo es una cosa podrida”, entonces no podrían vivir. Māyā
tiene que hacerles olvidar que lo que están comiendo es una cosa podrida. Y les hará pensar que: “Esto es muy bueno”. Māyayāpahṛta-jñāna. Ésta es la
consecuencia de todo olvido.
Hay variedades de entidades vivientes, de cuerpos.
Como dice Narottama Dāsa Ṭhākura:
karma-kāṇḍa
jñāna-kāṇḍa, kebala viṣera bhāṇḍa,
amṛta
boliyā jebā khāya
nānā
joni sadā phire,kadarya bhakṣana kore,
tāra
janma adhaḥpāte jāya
Nānā joni sadā phire. Estamos vagando por diferentes especies de vida. En las letrinas hay
cucarachas. Ellas también piensan: “Oh, cómo estoy disfrutando”. El árbol pasa
siete mil años de pie, y también piensa: “Estoy disfrutando de la vida”. Así
son las cosas.
Y nosotros no nos tomamos muy en serio nada de esto,
no nos tomamos en serio el que: “Yo soy parte integral de Dios”, sac-cid-ānanda-vigrahaḥ
(BS 5.1).
Y yo, yo soy... Na jāyate na mriyate. “Mi posición es que
nunca nazco y nunca muero”. Na hanyate hanyamāne śarīre (BG 2.20). “Y no
muero aun después de que el cuerpo se destruye”. Esas cosas son mi privilegio,
pero no deseo preocuparme de ellas. Eso es lo que se llama māyā. Estamos satisfechos en esta condición de vida abominable con un cuerpo que nos ha dado la naturaleza.
Sufrimos o disfrutamos... No hay disfrute. Todo es sufrimiento conforme al
cuerpo, y el cuerpo nos lo da la naturaleza. Así se explica en este verso: Kārya-kāraṇa-kartṛtve
hetuḥ prakṛtir ucyate. Kartṛtve, mi acción, también es dirigida por la
naturaleza material. Originalmente quien la dirige es el īśvara, que
está sentado en el corazón, sarvasya cāhaṁ hṛdi sanniviṣṭo mattaḥ smṛtir jñānam
apohanaṁ ca (BG 15.15), pero
se lleva a cabo por la intervención de la naturaleza material. Kārya-kāraṇa-kartṛtve
hetuḥ prakṛtir ucyate.
Prakṛtiḥ. A veces un juez castiga a un delincuente: “Esta persona debe pasar seis
meses de cárcel”. El juez o el magistrado superficialmente son la causa del
castigo, pero en realidad no son ellos. Ellos imponen un castigo conforme a la
ley. Yo he creado la situación, yo he hecho de mí un delincuente, y el
magistrado, conforme a la ley, me da un castigo. De modo que realmente, el
magistrado no es la causa directa de mi sufrimiento. ¿Por qué tendría que
serlo? Él no es su enemigo. Así son las cosas.
kārya-kāraṇa-kartṛtve
hetuḥ
prakṛtir ucyate
puruṣaḥ
sukha-duḥkhānāṁ
bhoktṛtve
hetur ucyate
Bhoktṛtva, mi disfrute, porque hemos venido al mundo material a disfrutar. Pero no
todo el mundo disfruta al mismo nivel. Esto podemos verlo. Una persona disfruta
de una forma, y otra de otra forma distinta... “Lo que es comida para
uno, es veneno para otro”. Lo que es disfrute para el cerdo, a otros animales
no les gusta. Así son las cosas.
Por eso, cuando obtenemos una conciencia real mediante
una buena compañía, si entendemos que: “Estoy bajo las garras de māyā, prakṛti,
y actúo conforme a mi contacto con las cualidades de la naturaleza, y recibo
distintos cuerpos, distintas situaciones para disfrutar o sufrir. Y ésa es mi
situación, completamente bajo el control de la prakṛti”. Es algo que no se puede cambiar. Daivī
hy eṣā guṇamayī mama māyā duratyayā (BG 7.14). No es
posible. Daivī hi eṣā guṇamayī mama māyā duraryayā. No lo pueden
cambiar.
Pero hay un procedimiento para cambiarlo. ¿Cuál es? Mām
eva ye prapadyante māyām etāṁ taranti te (BG 7.14). Si
se entregan a Kṛṣṇa, pueden liberarse del control de māyā. Si no es así,
no es posible... Mām eva ye prapadyante māyām etāṁ taranti te. ¿Cuál
debe ser entonces nuestra decisión? Que es mejor no esforzarse por mejorar
nuestra situación material en la vida. Eso no se puede cambiar. No es posible.
Tenemos que disfrutar o sufrir conforme a nuestro destino. Es lo que se llama adṛṣṭa.
Por eso el śāstra les da el siguiente consejo:
tasyaiva
hetoḥ prayateta kovido
na
labhyate yad bhramatām upary adhaḥ
tal
labhyate duḥkhavad anyataḥ sukhaṁ
kālena
savatra gabhīra-raṁhasā
El śāstra dice: “No trates de mejorar inútilmente
tu posición”. Los economistas modernos dirán: “No, no, eso no lo vamos a
aceptar”. Pero es así. La gente trata de mejorar la situación de vida de los
pobres, pero... La cosa sigue igual, hay miles de millones de pobres.
Hace cincuenta años, cuando vine a Bombay por primera
vez, yo por entonces era gṛhastha. Y en ese entonces vi que había
personas en el camino tiradas pidiendo ayuda, cincuenta años después vemos lo
mismo. No ha cambiado nada. Hay un tipo de personas que tienen que vivir así
tiradas en la calle. Hay tantas instituciones, daridra-nārāyaṇa-sevā. Pero,
¿por qué hay todavía daridras? Significa que ustedes no lo pueden cambiar. No es posible. No es posible. Es como una persona que ha cometido un
delito y está en la cárcel. ¿Pueden sacarle? Sería otro delito. Si tratan de
sacarle de la cárcel de alguna forma, entonces les castigarán a ustedes y a él
también. Es la ley del país. Similarmente, ¿cómo pueden pasar por encima de las
estrictas leyes de la naturaleza y las leyes de Dios? No es posible.
Así es la civilización védica. No sentían mucha
ansiedad por mejorar su situación material. Incluso ahora mismo, cuando van a
las aldeas. Esos inocentes campesinos, están satisfechos con la posición que Kṛṣṇa
les ha dado, pero están ansiosos por mejorar su vida espiritual. Esto lo
encontrarán todavía hoy. Esto por supuesto no significa que no deban esforzarse
por ganarse la vida. Tienen que hacerlo. Pero no deben esforzarse o dedicar más
tiempo a su mal llamado crecimiento material. Mejor ahorrar tiempo y utilizar
ese tiempo para mejorar su cultivo de conciencia de Kṛṣṇa. Ésa es la
perfección. Y ése es el mandamiento de los śāstras. Tasyaiva hetoḥ prayateta
kovidaḥ.
“Pero, ¿de verdad que no me tengo que esforzar por
obtener la felicidad?”. No. Si lo intenta, ¿qué felicidad obtiene? Puede alcanzar
el nivel de felicidad que le está destinado, pero no más. ¿Por qué entonces va
a perder su tiempo? “No, porque veo que mucha gente sí ha mejorado”. La
respuesta es que tal labhyate duḥkhavad anyataḥ sukham. Es una razón muy
buena. Duḥkhavad anyataḥ sukham. Nadie se esfuerza por alcanzar la
desdicha, pero aun así, ¿por qué viene a pesar de todo? Yo no quiero algo, no
quiero esa desdicha, pero se me impone. Eso es lo que significa el destino.
Debo pasar por ello. Ustedes son muy buenas personas, están haciéndolo todo muy
bien, pero se les impone algún sufrimiento por la fuerza. Esa es nuestra
experiencia.
La razón es –vamos a usar la lógica– que si incluso
sin esforzarse por alcanzar el sufrimiento, el sufrimiento viene a ustedes. Similarmente,
si estoy destinado a disfrutar de algo, ese disfrute también se me impondrá.
¿Por qué voy a perder entonces mi tiempo con una mal llamada felicidad?
Tasyaiva hetoḥ prayateta kovido na labhyate (SB 1.5.18). Éste
esforzarse por la felicidad, es algo que llevo haciendo durante muchas vidas.
Afortunadamente he recibido esta forma humana de...
¿Por qué nos esforzamos? Nos esforzamos por comer,
dormir, aparearnos y defendernos. Son cosas que se obtienen por las leyes de la
naturaleza. Hasta un ave, un pájaro, un animal, tienen eso resuelto. Cuando un
pájaro nace, hay otros dos pájaros, un macho y una hembra. Y ya lo tienen todo
dispuesto para la vida sexual,... porque ellos no se casan, quiero decir, no
tienen problemas. Para comer van de árbol en árbol picoteando frutas. También
duermen, también tienen su vida sexual, y cuando están en peligro tratan de
defenderse. Todos. Y también ustedes pueden tratar de mejorar, pero eso no se
puede mejorar.
Nosotros, ahora que hemos obtenido una conciencia
superior, una conciencia desarrollada, debemos tratar de entender los problemas
de la vida. Athāto brahma-jijñāsā. Esta forma humana de vida está hecha
para preocuparnos por saber acerca de la Verdad Absoluta, del Alma Suprema. Ātma-tattva-jijñāsā.
Por eso el Bhāgavatam dice: parābhavas tāvad abodhajāto yāvan na jijñāsata
ātma-tattvam. Parābhavas tāvad abodhajātaḥ. Todo el mundo nace necio y
sinvergüenza. Quien no sea necio y sinvergüenza, no tendrá que nacer en un
cuerpo material. Quien realmente tiene conocimiento, se libera. Jñāna-vairāgya-yuktāya
(SB 1.2.12). Ése es el
resultado del conocimiento. Si no estamos liberados, si no hemos puesto punto
final a nuestro ciclo de nacimientos y muertes, eso significa que todavía
estamos bajo la influencia de la ignorancia.
Por eso el śāstra dice: tasyaiva hetoḥ
prayateta kovidaḥ. Kovida significa persona muy inteligente, experta.
Bahūnāṁ janmanām ante jñānavān māṁ prapadyate (BG 7.19).
Esos son los signos, los síntomas del conocimiento, de la sabiduría. Y en otro
pasaje el Bhāgavatam dice: parābhavas tāvad abodha-jātaḥ. Todo el
mundo nace necio y sinvergüenza, y actúa como necio y como sinvergüenza. De
modo que todo lo que hace es su propia derrota. Su propia derrota. Realmente,
si lo pensamos de forma fría... Pongamos que yo he trabajado toda la vida y he
ganado muchísimo dinero, tengo mi cuenta corriente, un rascacielos, lo tengo
todo, pero si en mi próxima vida nazco como perro, o gato, o ratón... Esta
posibilidad existe. Porque si no estoy destinado a disfrutar... Si en esta vida
he cometido muchas actividades pecaminosas, mi siguiente vida no va a ser
demasiado confortable. Pero me siento atraído por el rascacielos que he
construido con tanto esfuerzo. La naturaleza entonces le permitirá vivir en ese
rascacielos de nuevo en la siguiente vida, tal vez como perro, o como gato, o
como ratón.
Tathā dehāntara-prāptiḥ (BG 2.13). Ustedes no saben qué tipo de cuerpo van a recibir. Están completamente
sujetos a las estrictas leyes de la naturaleza. Lo dice este verso: kārya-kāraṇa-kartṛtve
hetuḥ prakṛtir ucyate. Tan pronto como abandonan el cuerpo, están
completamente sujetos a la naturaleza material, y van a tener que recibir un
cuerpo conforme a su karma. Y entonces puruṣaḥ sukha-duḥkhānāṁ bhoktṛtve
hetur ucyate. Entonces ese puruṣa, la entidad viviente, tendrá que
disfrutar o sufrir conforme a ese cuerpo.
Ésta es la ciencia del Bhagavad-gītā. Estas
cosas hay que aprenderlas; de no ser así estamos perdiendo nuestra vida humana.
Debemos saber cuánta es la importancia de la forma de vida humana. Debemos
seguir el proceso de conciencia de Kṛṣṇa para salvarnos. Traten de entender a Kṛṣṇa
solamente. Entonces estarán a salvo. Janma karma me divyam yojānāti tattvataḥ,
tyaktvā dehaṁ punar janma naiti (BG 4.9). El problema es janma-mṛtyu-jarā-vyādhi-duḥkha-doṣānu...
(BG 13.9). Este es el
problema que hemos dejado de lado. Estamos muy ocupados durante unos años,
cincuenta años, veinte años o... Hemos olvidado que somos eternos. No morimos
después de la destrucción del cuerpo. Na hanyate hanyamāne śarīre (BG 2.20). Ése es mi
problema, qué tipo de cuerpo voy a recibir después.
Por eso, parābhavas tāvat, yāvan na jijñāsata ātmatattvam.
Mientras no preguntamos acerca de ātma-tattva, todo lo que hacemos es
necedad y derrota. Es realmente derrota. Recibimos en esta humana forma de
vida, la oportunidad de liberarnos del control de la naturaleza material, de
obtener la libertad completa. Si no tratamos de alcanzar esto, si simplemente
nos esforzamos como los perros y los gatos, buscando cómo mejorar los métodos de
comer, dormir, la vida sexual y como defendernos, estamos echando a perder
nuestra vida. Ésa es la instrucción del Bhagavad-gītā. Muchas gracias. Hare Kṛṣṇa. (fin).